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Marina y Manu 13 de junio de 2020:

4 diciembre, 2020

Comenzamos nueva sección, y se trata de testimonios de novias maravillosas, que dieron el «sí quiero» durante la pandemia.

Esta sección la inauguramos con la intención de facilitar un poquito el camino a todas aquellas novias, que estén en la tesitura de si posponen su boda o se casan.

Desde El Vals de la Novia, queremos trasladaros las experiencias de novias que se han casado en estos meses de Covid-19, y así podáis coger ideas o tomar la decisión de posponer la celebración… toda opción seguro que es buena, vuestros invitados lo entenderán y seguro que el momento del «sí quiero» será inolvidable, en cualquier escenario.

Tras esta breve introducción, comenzamos nuestra sección con la experiencia de Marina y Manu, que tuvo lugar el 13 de junio de 2020.

Fotografía Sara & Nora Photographers

Ellos tenían previsto casarse el 13 de junio de 2020 en Madrid. Una fecha en la que como bien sabéis, la incertidumbre se palpaba y hasta pocos días antes, exactamente a 6 días, no se paso a la fase 2 de la desescalada. Esta situación hacía que las preguntas se multiplicasen y la celebración de la boda estuviera en el aire.

Pese a esto , Manu, el novio, lo tenía claro y conseguía transmitir esa paz y esa tranquilidad a la novia. Ellos se casarían ese 13 de junio de 2020, y así fué.

La ceremonia, querían que fuera en la Basílica de La Milagrosa, siempre que la situación lo permitiera. Y fué preciosa.

Sin embargo la celebración, la tuvieron que aplazar, pues en Madrid a 6 días de la boda estaban aún en fase 1. ¡Qué nervios, y qué estrés! Por suerte, siempre contaron con la ayuda de las wedding planer, Grandes Momentos Wedding.

Los días seguían pasando, y el 8 de junio, con el pase a la fase 2, comenzaron a preparar de forma fugaz todos los preparativos, para dar el sí quiero con los más cercanos.

La celebración se pasaría a septiembre, en la misma finca que habían soñado desde el inicio, aunque en un jardín más pequeño, con mucho encanto, perfecto para los que eran.

Y la frase, que ella utilizó:

«El 13 de junio fue un día único, especial y divertido, y no lo cambiaríamos por nada del mundo.»

Sin embargo, hubo muchos invitados que no pudieron estar, muchos preparativos que no pudieron lucir y otros que se quedaron sin poder utilizar, el vestido, el coche, los detalles para los invitados, buena parte de la decoración floral…

Ante esto… tan sólo 3 meses después, el 12 de Septiembre, llegó de nuevo el gran día, y ese día consiguieron celebrarlo con todos. 

Para esta celebración, y atendiendo a las nuevas medidas y restricciones, optaron por una boda de mañana, ya que la barra libre solo podía abrir hasta las 01:00h am.

Sin duda, hubo muchos cambios de planes, pero fue inolvidable. Todos lo que no pudieron ir a la a la Basílica, se pudieron unir a la celebración, aquel simbólico 12 de septiembre, en un precioso jardín de la Villa Laureana, en donde organizaron una simbólica ceremonia, en la que sus amigos y familiares pudieron dedicarles unas palabras, participando, y dando solemnidad al acto. Un acto que adquirió un fuerte caracter emotivo.

En cuanto a la limitación de invitados en la ceremonia, no les afecto demasiado, ¿el secreto? la villa que escogieron era bastante grande y, aunque tenían unos 160 invitados, por unas razones u otras acudieron 50, por lo que se convirtió en una celebración mágica, íntima y donde quienes asistieron participaron plenamente en la celebración.

Según Marina «creo que se puede ser muy feliz adaptándose a lo que tenemos sin lamentarnos de lo que no, y que, sabiendo aprovecharlo puede ser incluso mejor de lo que habíamos soñado! » Una actitud maravillosa, y que sin duda hizo que ese fuera lo mejor que podía soñar en esta situación.

En cuanto al vestido, es de Raquel Ferreiro, una diseñadora apasionada de su trabajo y con gran proyeción. Entre ambas, y cita tras cita le fueron dando forma hasta que quedó el vestido de los sueños de Marina, sencillo, con un escote especial y una espalda que fascinante desde la primera prueba. 

Los zapatos eran de Flor de Asoka, y como ella misma declara, comodísimos, nos consta que los zapatos de esta marca, son una garantía de comodidad y con el color justo que quería para combinarlos con los pendientes de Mdepaulet.

Para las flores, Marina es una enamorada de todo lo que hace Elena Suárez, y sus ramos (en las “dos bodas”) fueron de ella. 

Para la elección del ramo le enseño los zapatos, los pendientes, y alguna idea de flores especiales que tenía en mente, y le dijo que hiciera su magia, que confiaba totalmente en ellos, y el resultado no pudo ser mejor.

Para el maquillaje y peluquería, opto por Oui Novias, que acudieron a su casa, bien temprano, a arreglaron tanto a la novia como a su madre, y el resultado fue maravilloso. 

Pendientes M de Paulet

Marina nos contaba que «creo que, mirando las cosas por el lado bueno, hemos tenido suerte, hemos disfrutado mucho de nuestros dos días. Mucha gente me decía, antes del covid, que disfrutara al máximo que a ellos se les había pasado en un suspiro el día de su boda, y que ojalá pudieran hacer una reboda para saborearlo un poquito más. Pues aquí nos tienes, con boda y reboda!!»

Por último, nos contaba que para la luna de miel, inicialmente iban a ir a Nueva Zelanda y Fiji, pero afortunadamente pudieron cambiarlo sin problema y optaron por Roma y Santorini, consiguiendo un viaje que como nos decía «ha sido espectacular, el mejor viaje que podíamos tener.»

Un beso desde El Vals de la Novia a Marina y Manu, y ¡Enhorabuena pareja!, os deseamos todo lo mejor en esta nueva etapa.

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