Relato de Boda

EL DÍA QUE TE CASES…

9 marzo, 2020

Empiezo nueva etapa abriendo la sección del Blog en “El Vals de la Novia” y, cómo no, para empezar, quiero traeros una boda muy especial, la mía. 

Quiero que me conozcáis un poco más, y nada mejor como presentarme en lo que, creo, fue el día más bonito de mi vida. 

Elita_Silvio-389.jpg
Elita_Silvio-2.jpg

Me llamo Elita y tengo 30 años, hace algo más de dos años creé El vals de la Novia, una cuenta de Instagram llena de ilusión, ideas y sentimiento que cada día, me acompaña y llena muchos minutos de felicidad.

Momentos de personas que, sin conocerlos, consiguen hacerme sentir muy cercana a ellas, ya sea por su forma de vestir, por los centros de mesa que decoran sus bodas, por esos zapatos que han elegido que yo tenía en mi whish-list, o por una mirada cómplice entre los novios o un gesto de la familia con la novia. Exactamente no podría explicar cómo lo consiguen, pero si sé, que se trata de una felicidad que contagia. Eso es El Vals de la Novia, un espacio donde trato de transmitir y reflejar la pasión y hacer llegar unos minutos de felicidad cada día a mis seguidores.

Así que hoy os traigo mi historia, el comienzo.

Han pasado casi 10 años, desde que Silvio y yo comenzamos a salir, hasta pasar por el altar. Y claramente la boda fue fiel reflejo de las ganas que había por empezar esa nueva etapa juntos.

Todo comenzó un 3 de noviembre, fecha en la que, en Almería, tras una cena y un paseo a orillas del mar, él me propuso comenzar una nueva aventura, a lo que entre saltos de alegría y lágrimas de emoción, dije un claro ¡Si, quiero!

Esa noche, la recuerdo mágica, no dormí nada, los nervios y las ganas de contárselo a mis padres, y hermanos podían conmigo. Me acosté, tras guardar el anillo bajo la almohada para evitar que mi madre pudiera verlo a la mañana siguiente y encontrarse con la gran noticia. Sin embargo, la emoción podría conmigo y fueron varias las veces que me desvelé sabiendo que era el comienzo de algo maravilloso. Y, por supuesto, cada vez que me despertaba, sacaba de debajo de la almohada el anillo y me lo ponía, todo estaba a punto de empezar a rodar. La noche pasó y la mañana de dar la gran noticia llegó, os puedo decir que  fue apasionante e inolvidable.

Teníamos mucho que hacer y poco a poco las semanas ayudaron a que fueran tomando forma todas las ideas que teníamos mi madre y yo en la cabeza.

La verdad es que los preparativos de una boda son apasionantes, y aunque a veces puedan llegar a ser «algo» estresantes, los realizas con mucha pasión e ilusión, puesta en un día con el que siempre habías soñado, y del que has hablado en millones de ocasiones con tus abuelos y padres: «el día que tú te cases…».

Elita_Silvio-493 (1).jpg

A nosotros la suerte nos sonrió, y contrajimos matrimonio en el Santuario de la Virgen del Mar, patrona de Almería. Yo siempre había querido casarme ahí, en la Virgen a la que siempre le he rezado, y en el santuario donde mis padres y abuelos habían comenzado toda una vida juntos y donde me inspiraba tanto respeto y cariño.

Conociendo la dificultad para reservar en la Iglesia, el 4 de noviembre a primera hora fuimos a escoger la fecha, las ganas de casarme allí hacía que supeditásemos todo lo demás a su disponibilidad, nos daba igual que fuese en invierno o verano, día o noche, teníamos claro que nos queríamos casa ahí. 

Una vez entramos en el Santuario, la emoción nos invadió y con el párroco frente a nosotros, veíamos cómo pasaba las hojas de la agenda sin saber muy bien cuándo habría un hueco libre.

Sin embargo, la suerte se puso de nuestra parte, había una pareja apuntada en lápiz para el día 21 de septiembre, ¿apuntada en lápiz? ¡no sería muy seguro aquello!, por lo que el párroco llamó a aquella pareja en ese mismo momento para que le confirmaran si querían mantener su reserva. El corazón se nos paralizó unos segundos… Cuando el párroco extendió su mano, mientras sujetaba el teléfono con el hombro, alcanzó la goma de borrar y nos dejaba un hueco libre, 21 de septiembre a las 19:00 horas, esa era nuestra fecha.

¡La fecha y la Iglesia ya la teníamos!

A partir de aquí comenzamos a comunicar la gran noticia a toda la familia, y la alegría rápidamente se extendió.

You Might Also Like